[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.En esa publicación trabajaba Guillermo Divi-to, que una década después lanzó su propia revis-ta llamada Rico Tipo.Coincido con Mempo Giar-dinelli en que Divito fue el más grande dibujantehumorístico que dio la Argentina.Identificó deforma indeleble personajes, modas y costumbres.En su apogeo llegó a superar el cuarto de millón247El atroz encanto de ser argentinosde ejemplares vendidos por semana; durante losaños 50 se dio el lujo de rechazar avisos publici-tarios porque no le alcanzaban las páginas.Esas revistas desnudaban al argentino en susvicios y obsesiones.Había cierto surrealismo,como surrealista es, a menudo, nuestra historia.Ciertas adjetivaciones alcanzaron decisiva popu-laridad y aún se utilizan sin conocer su origencomo, por ejemplo, cholulo, purapinta, chanta yfalluto.Dieron origen a personajes como Fallute-lli.Otra tira de denuncia social fue El otro yo deldoctor Merengue, porque desnudaba la hipocresíadensa, maciza, de las clases media y alta.Entre varios autores provocaron la eclosión depersonajes con nítido perfil e hilarante conducta.Eran oxígeno puro.Evoquemos a Pochita Morfoni(profetisa de la bulimia-anorexia que altera a tan-tas mujeres del incipiente siglo XXI), la imprevi-sible Ramona, el mágico Fúlmine, los ventajerosAvivato y Afanancio.En la revista Rico Tipo tuvieron su bautismo defuego autores como Oski, Landrú y el joven Qui-no.A fines de los 50 Landrú fundó la temerariaTía Vicenta.A partir de entonces el humor decostumbres se acompañó de descarnadas críticaspolíticas, retomando los buenos antecedentes queexistieron antes del golpe de 1930.Era un campoque faltaba recrear.Desde entonces se venían248MARCOS AGUINISsoportando gobiernos autoritarios que ejercían lacensura directa o indirecta.No era fácil criticar alos políticos, menos a los funcionarios.Duranteel primer peronismo se castigó con la figura deldesacato cualquier alusión enojosa para integran-tes del régimen o, incluso, su mera filosofía.TíaVicenta, luego, no tuvo empacho en referirse connombre y apellido al presidente, sus ministros,legisladores y hasta militares.Los examinaba delderecho y del revés mostrando las fisuras quehacían pensar y reír.Captó el lenguaje porteño ensus asordinados matices y les puso un megáfono.Fue quien determinaba la suerte de los neologis-mos que brotaban en la calle o los cafés.Miró conlupa las tonterías y contribuyó a que la sociedadtomase conciencia de lo que evitaba reconocer.Pero tanta libertad cayó mal al amargo generalJuan Carlos Onganía y Tía Vicenta fue prohibida.Desde Córdoba irrumpió entonces Hortensia por-que el humor, como el enmascarado, no se rinde.Sus reporteros iban a las canchas de fútbol yensanchaban las orejas en las calles y los barriospara registrar el incesante fluir de apodos, ocu-rrencias, críticas y chascarrillos que inventaba elpueblo; las páginas de la revista tenían el saborde lo auténtico y, sobre todo, el ingrediente de lapicardía provinciana.Fue una contribución a laintegración nacional.Ahora, en los primeros escalones del siglo249El atroz encanto de ser argentinosXXI, la Argentina luce una delantera espectacular.Sigue Quino y, junto a él, una serie de nombresante los que debemos hacer un saludo de admi-rada gratitud: Caloi, Garaycochea, Fontanarrosa,Maitena, Nik, Daniel Paz, Crist, Sendra, Dobal,Fati, Furnier, Jericles, María Alcobre, Ermengol,Rudy, Tabaré, Sciamarella.Son gemas de nuestropatrimonio. vComo cierre, debo referirme a uno de los fenó-menos positivos más trascendentales de la actualsituación argentina: el llamado tercer sector ovoluntariado social.Es un cofre lleno de sorpre-sas.Su multiplicación ha sido callada y constante.Fue gestado, parido y cuidado en diversos sitiosdel país.Lo alimentó un multitudinario anhelo dehacer el bien.No existen censos que brinden unanoción exacta de cuántas personas lo componen.Su magnitud intentó ser evaluada por encuestasque no logran coincidir, pero hablan de cifrasimpresionantes, porque abarcarían ¡entre 2 y 6millones de personas! Ellos movilizan recursosde enorme impacto.Su crecimiento es incesantey espectacular.Algunas evaluaciones afirman quedurante el año 1999 realizaron tareas de solida-ridad alrededor de un 20% de argentinos.Pero250MARCOS AGUINISen el año siguiente la cifra trepó al 26%.Formanlegión, con personas de todas las edades y unafuerte cantidad de jóvenes.Componen esta franja las llamadas Organiza-ciones no Gubernamentales (ONG).No fueroninventadas, ni sostenidas, ni manejadas por losgobiernos de ocasión (felizmente).Tampoco hanrecurrido al erario público.En ellas pueden exis-tir luchas por el poder o por el lucimiento perso-nal debido a que las componen seres humanos,no extraterrestres.Pero son los organismos dondemenos cabida tiene la corrupción y el negociado.Se ocupan de todo: solidaridad, deporte, apren-dizaje, ocio, religión, alimentos, seguridad, luchacontra la drogadicción, prevención de enfermeda-des, derechos humanos, vivienda, marginalidad,asesoramiento legal, hogares de día, educación,huertas comunitarias, ancianidad, medio ambien-te, pueblos aborígenes, asistencia técnica, inmi-grantes, primeros auxilios, emprendimientos fami-liares, talleres de expresión artística, y así enadelante.Algunas se dedican a un solo rubro yotras a varios.Confieso no poder resistirme aexpresar mi afecto por ellas.En 1987 convoqué a través del Programa deDemocratización de la Cultura (Prondec) a un pri-mer congreso nacional de ONGs.Fue una sorpre-sa, porque asistieron más de seiscientas entidadesde todo el país (ahora son miles).Reinó un clima251El atroz encanto de ser argentinosde fiesta desde antes de la inauguración hasta des-pués del cierre, porque se les reconocía en formapública y rotunda su importancia.No había ante-cedentes de gratitud oficial a su apasionada tarea [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
zanotowane.pl doc.pisz.pl pdf.pisz.pl centka.pev.pl
.En esa publicación trabajaba Guillermo Divi-to, que una década después lanzó su propia revis-ta llamada Rico Tipo.Coincido con Mempo Giar-dinelli en que Divito fue el más grande dibujantehumorístico que dio la Argentina.Identificó deforma indeleble personajes, modas y costumbres.En su apogeo llegó a superar el cuarto de millón247El atroz encanto de ser argentinosde ejemplares vendidos por semana; durante losaños 50 se dio el lujo de rechazar avisos publici-tarios porque no le alcanzaban las páginas.Esas revistas desnudaban al argentino en susvicios y obsesiones.Había cierto surrealismo,como surrealista es, a menudo, nuestra historia.Ciertas adjetivaciones alcanzaron decisiva popu-laridad y aún se utilizan sin conocer su origencomo, por ejemplo, cholulo, purapinta, chanta yfalluto.Dieron origen a personajes como Fallute-lli.Otra tira de denuncia social fue El otro yo deldoctor Merengue, porque desnudaba la hipocresíadensa, maciza, de las clases media y alta.Entre varios autores provocaron la eclosión depersonajes con nítido perfil e hilarante conducta.Eran oxígeno puro.Evoquemos a Pochita Morfoni(profetisa de la bulimia-anorexia que altera a tan-tas mujeres del incipiente siglo XXI), la imprevi-sible Ramona, el mágico Fúlmine, los ventajerosAvivato y Afanancio.En la revista Rico Tipo tuvieron su bautismo defuego autores como Oski, Landrú y el joven Qui-no.A fines de los 50 Landrú fundó la temerariaTía Vicenta.A partir de entonces el humor decostumbres se acompañó de descarnadas críticaspolíticas, retomando los buenos antecedentes queexistieron antes del golpe de 1930.Era un campoque faltaba recrear.Desde entonces se venían248MARCOS AGUINISsoportando gobiernos autoritarios que ejercían lacensura directa o indirecta.No era fácil criticar alos políticos, menos a los funcionarios.Duranteel primer peronismo se castigó con la figura deldesacato cualquier alusión enojosa para integran-tes del régimen o, incluso, su mera filosofía.TíaVicenta, luego, no tuvo empacho en referirse connombre y apellido al presidente, sus ministros,legisladores y hasta militares.Los examinaba delderecho y del revés mostrando las fisuras quehacían pensar y reír.Captó el lenguaje porteño ensus asordinados matices y les puso un megáfono.Fue quien determinaba la suerte de los neologis-mos que brotaban en la calle o los cafés.Miró conlupa las tonterías y contribuyó a que la sociedadtomase conciencia de lo que evitaba reconocer.Pero tanta libertad cayó mal al amargo generalJuan Carlos Onganía y Tía Vicenta fue prohibida.Desde Córdoba irrumpió entonces Hortensia por-que el humor, como el enmascarado, no se rinde.Sus reporteros iban a las canchas de fútbol yensanchaban las orejas en las calles y los barriospara registrar el incesante fluir de apodos, ocu-rrencias, críticas y chascarrillos que inventaba elpueblo; las páginas de la revista tenían el saborde lo auténtico y, sobre todo, el ingrediente de lapicardía provinciana.Fue una contribución a laintegración nacional.Ahora, en los primeros escalones del siglo249El atroz encanto de ser argentinosXXI, la Argentina luce una delantera espectacular.Sigue Quino y, junto a él, una serie de nombresante los que debemos hacer un saludo de admi-rada gratitud: Caloi, Garaycochea, Fontanarrosa,Maitena, Nik, Daniel Paz, Crist, Sendra, Dobal,Fati, Furnier, Jericles, María Alcobre, Ermengol,Rudy, Tabaré, Sciamarella.Son gemas de nuestropatrimonio. vComo cierre, debo referirme a uno de los fenó-menos positivos más trascendentales de la actualsituación argentina: el llamado tercer sector ovoluntariado social.Es un cofre lleno de sorpre-sas.Su multiplicación ha sido callada y constante.Fue gestado, parido y cuidado en diversos sitiosdel país.Lo alimentó un multitudinario anhelo dehacer el bien.No existen censos que brinden unanoción exacta de cuántas personas lo componen.Su magnitud intentó ser evaluada por encuestasque no logran coincidir, pero hablan de cifrasimpresionantes, porque abarcarían ¡entre 2 y 6millones de personas! Ellos movilizan recursosde enorme impacto.Su crecimiento es incesantey espectacular.Algunas evaluaciones afirman quedurante el año 1999 realizaron tareas de solida-ridad alrededor de un 20% de argentinos.Pero250MARCOS AGUINISen el año siguiente la cifra trepó al 26%.Formanlegión, con personas de todas las edades y unafuerte cantidad de jóvenes.Componen esta franja las llamadas Organiza-ciones no Gubernamentales (ONG).No fueroninventadas, ni sostenidas, ni manejadas por losgobiernos de ocasión (felizmente).Tampoco hanrecurrido al erario público.En ellas pueden exis-tir luchas por el poder o por el lucimiento perso-nal debido a que las componen seres humanos,no extraterrestres.Pero son los organismos dondemenos cabida tiene la corrupción y el negociado.Se ocupan de todo: solidaridad, deporte, apren-dizaje, ocio, religión, alimentos, seguridad, luchacontra la drogadicción, prevención de enfermeda-des, derechos humanos, vivienda, marginalidad,asesoramiento legal, hogares de día, educación,huertas comunitarias, ancianidad, medio ambien-te, pueblos aborígenes, asistencia técnica, inmi-grantes, primeros auxilios, emprendimientos fami-liares, talleres de expresión artística, y así enadelante.Algunas se dedican a un solo rubro yotras a varios.Confieso no poder resistirme aexpresar mi afecto por ellas.En 1987 convoqué a través del Programa deDemocratización de la Cultura (Prondec) a un pri-mer congreso nacional de ONGs.Fue una sorpre-sa, porque asistieron más de seiscientas entidadesde todo el país (ahora son miles).Reinó un clima251El atroz encanto de ser argentinosde fiesta desde antes de la inauguración hasta des-pués del cierre, porque se les reconocía en formapública y rotunda su importancia.No había ante-cedentes de gratitud oficial a su apasionada tarea [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]