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.Pero a su hermana también le interesaban otras cosas, y también quiso saberlas.-¿Crees ahora que podrás vivir aquí sin hallarte en un estado de desesperación constante?-Me parece que eso dependerá de la habitación en la que esté -replicó Milisant con una sonrisa.-¿ Y eso qué tiene que ver con.?-No importa, estaba bromeando, porque «desesperación constante» suena tan.constante.En realidad, me he enterado de algo que puede que mejore las cosas.-¿Qué?-No es verdad que quiera a otra.-¡Eso es una noticia fantástica! -exclamó Jhone entusiasmada-.Significa que Wulfric no tardará en quererte a ti, si es que no te quiere ya.-¿Ya? -inquirió escéptica Milisant, que no daba crédito a esa posibilidad remota-.Hay muchas más cosas que no le gustan de mí, ¿o es que olvidas los años que tardó en venir a buscarme? Además, llegó a Dunburh con todo su pesar, e incluso admitió que había intentado romper el compromiso.Si no fue por que amaba a otra, ¿por qué le enfurecía tanto la idea de casarse conmigo?-Eso fue antes, y no debería importarte.Ahora es muy distinto, Mili, porque ha tenido la oportunidad de conocerte.Ayer me fijé en él, y parecía un novio de lo más exultante.-Es muy bueno dando falsas impresiones que ocultan sus verdaderos sentimientos.-¿Te consta que aún sea infeliz? Milisant se agitó, nerviosa.-No, no me consta, salvo por el hecho de que aún es muy desagradable conmigo.Jhone puso los ojos en blanco.-¿ Y qué vas a hacer ahora? Milisant le devolvió el gesto.-Le hice una simple pregunta acerca de su verdadero amor.Y él gruñó y afirmó que nunca existió, y que dado el modo en que se comporta debería haber llegado a esa conclusión por mi cuenta.Como si yo pudiera suponer que lo dijo porque sí.-¿ Acaso no te dije yo lo mismo, que era posible que mintiera, igual que tú?Desde luego no parece un hombre que se muera por otra mujer.-Que lo parezca no es suficiente tratándose de él, cuando sabe ocultar de un modo tan deliberado.Tú no estabas presente las veces en que discutimos acaloradamente.No tenía ninguna evidencia de que me hubiese dicho una mentira, pero nuestras peleas constantes sustentaban su mentira.Jhone se estaba volviendo igual de tozuda que Milisant, y la contrarió de nuevo:-O sustentaban, tal como has dicho, lo que fuera que él objetaba a tu persona.¿Le has preguntado qué era?-No.-Pues deberías.Puede que no sea nada de importancia, tal vez un malentendido que podáis aclarar sin dificultad.Y tú, ¿ qué vas a alegar ahora?-Sabes perfectamente la respuesta a esa pregunta -murmuró Milisant-.Sigue queriendo controlar cada uno de mis actos.-Por supuesto -exclamó Jhone--.Después de todo, ahora es tu marido.Pero siempre tienes la elección de aceptarlo o abordarlo con amor.Ya te lo dije,¿cuál de las dos opciones crees que te reportará mayor libertad?Después las interrumpieron y no pudieron volver a hablar en privado.Pero Jhone le había dado motivos para pensar.Imaginarse a Wulfric enamorado de ella no le resultaba desagradable.Aunque.aún estaba su enfado por tener que casarse con ella.Ella todavía no sabía qué lo había provocado, aunque ahora la curiosidad le aguijoneaba lo suficiente para sacar el tema esa misma noche, en su dormitorio.El dormitorio de.ellos.Sí, ese día habían trasladado todas sus pertenencias a la habitación de Wulfric, excepto sus mascotas.Los animales se habían quedado con Jhone.¿Órdenes de Wulfric? ¿O es que los criados habían sido reticentes a trasladar ellos mismos los animales? Bien cierto era que Rhiska podía ser un tanto intimidante, máxime si el criado no estaba acostumbrado a tratar con halcones.Y cualquiera podía sentirse receloso ante Gruñidos.Wulfric todavía no había llegado a la habitación cuando ella se retiró esa noche.Tenía muy presente su última advertencia, pero no fue necesario.Ahora no era ella la que estaba enfadada sino él.Lo vio clarísimo cuando él entró tenso, con ceño, y no le dijo palabra mientras empezaba a desnudarse.Ella bufó mentalmente.¿Pretendía ignorarla? ¿Se proponía llevarse el enfado con él a la cama? Bueno, pues en ese caso mejor sería hacerle la pregunta sin más, por si le molestaba tanto como la última.Se acercó a él por atrás y le dio unos golpecitos en la espalda.Esperó a que se diera la vuelta, y vio que la miraba con ceño.Tuvo la sensación de que esperaba que ella se disculpara.¿Por haberle hecho admitir que había mentido? Se abstuvo de bufar.-Me gustaría que termináramos la conversación que hemos empezado antes-le dijo.-Ya está terminada -repuso él.-Puede que para ti sí, pero yo todavía tengo una pregunta sin responder.Si no había otra mujer., no, no me interrumpas, escúchame -le dijo cuando él pretendió cortarle-.Si no había otra mujer, ¿por qué estabas tan enfadado cuando viniste a Dunburh? Y no pretendas negarlo.Habrías preferido casarte con otra.-Tal vez fuera por que el único recuerdo que tenía de ti, muchacha, era el de una arpía.¿Y qué hombre quiere a una mujer con un temperamento tan fiero?Puede que sí tuviera a otra en mente, aunque no estaba enamorado de ella.Debería haberle bastado con esa respuesta.Ni siquiera le importaba mucho [ Pobierz całość w formacie PDF ]
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